Puede que pasara inadvertido en plena bronca política, pero el pasado 2 de junio se inició en el Senado un trámite parlamentario, que aún se promete largo, para, incluyendo expresamente y sancionando la orientación sexual, identidad y/o expresión de género entre las causas de discriminación, modificar la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte.
Se trata sólo del inicio de un recorrido (la propuesta pasa ahora al Congreso de los Diputados, que la trabajará y votará, para volver después al Senado de cara a una última aprobación), pero en todo caso es un paso que a su vez se complementa con las propuestas para otras dos futuras leyes estatales que aún no han comenzado su tramitación: futura Ley del Deporte que actualice la de 1990 (para recoger la protección del deporte LGTBI) y futura Ley LGTBI (que iguale los derechos de todas las personas del colectivo en el territorio español, para que no dependan de las leyes autonómicas).
Ha llegado el 28 de junio. Otro 28 de junio. Día del Orgullo. Gay Pride. El origen de la celebración se remonta a 1969, cuando tuvieron lugar los conocidos como disturbios de Stonewall (Nueva York), que marcaron el inicio de la lucha por los derechos del colectivo LGTBI, pero la de este año resultará extraña como casi todo durante la pandemia. No habrá manifestaciones por la calle, en fin… pero sigue habiendo reivindicaciones. Y buena parte de ellas afectan al mundo del deporte.
«Llegamos como todos los años, porque hay cosas que no cambian. Sin ley estatal que equipare los derechos y sin incluir las realidades de nuestro colectivo en las leyes del deporte. La toma en consideración es un avance importante y espero que en el Congreso seamos capaces de aprovechar el tiempo y el espacio, porque hace falta normativa. Se puede cerrar un estadio por insultos racistas, pero no por llamar bollera o maricón». El que resume la situación para Primera Plana es David Guerrero, presidente de Deporte y Diversidad. Se trata, precisamente, de una de las asociaciones que ha realizado aportaciones a la proposición de ley.
El de las personas trans en la alta competición es otro tema de calado que preocupa en la comunidad LGTBI. A nivel internacional, el COI anunció en marzo que después de los de Tokio publicará una nueva directiva sobre la participación en los Juegos (la actual impone limitaciones a las mujeres trans, no así a los hombres), así que el aplazamiento posterior de esa cita olímpica permite suponer que también se retrasará una actualización que en todo caso debe recoger las consultas realizadas a un comité de expertos/as en materia de género, en el que destacan los nombres de la exatleta intersexual española Maria José Martínez Patiño o de la doctora trans norteamericana Joanna Harper, que asistió en 2019 al primer congreso organizado por Deporte y Diversidad.
A nivel nacional, un argumentario del PSOE (en el que entre otras cuestiones se afirma que «el denominado derecho a la libre determinación de la identidad sexual o derecho a la autodeterminación sexual carece de racionalidad jurídica») ha provocado el rechazo y la condena LGTBI. «Ese documento supone un retroceso de 20 años y tiene poco que ver con lo que está pasando. Hay federaciones autonómicas que no dan ficha por sexo sentido en categorías inferiores, así que por elevación podríamos llegar a la paradoja de que un deportista trans español pueda participar en los Juegos, pero no hacer deporte en su país«, lamenta Guerrero.
La conversación deriva indefectiblemente hacia el fútbol, más que nada porque sigue siendo el deporte en el que más necesaria se hace la lucha contra la discriminación. «Utilizamos la falta de referentes como síntoma de la difícil situación que se vive. Ahí está el caso de Borja Iglesias, que se pinta las uñas de negro contra el racismo y la xenofobia y lo que recibe son insultos homófobos. Su reacción y la del Betis fueron fantásticas, pero se siguen necesitando nombres, sean o no sean gays, que defiendan esa causa. Con lo de Borja no han dicho nada. Era una buena oportunidad… desperdiciada una vez más. Sería más sencillo si todos los heteros rechazaran la LGTBIfobia en el fútbol y lanzaran un mensaje para vivir en libertad. Muchos nunca toman posición y eso les convierte en cobardes».
En ese sentido Guerrero apunta a los de corto… pero también a los dirigentes. De la Federación y de LaLiga. «Les diría que menos gestos y más decisiones valientes. Para empezar, necesitan formación para conocer las discriminaciones que sufre el colectivo en el deporte. Rubiales pasó de anunciar un departamento contra la LGTBIfobia a llevarse la Supercopa a un país en el que existe la pena de muerte efectiva por orientación sexual. Cuando lo anunciaron pedimos otra reunión con ellos y todavía estamos esperando. Hay grandes equipos con patrocinadores cuestionables, hay partidos de exhibición en países que no respetan los derechos humanos… ¿cómo puede un futbolista vivir libremente su sexualidad si, por ejemplo, luego tiene que jugar el Mundial en Qatar?»
Para Tebas también hay: «Le reprochamos que se haya trabajado poco sobre determinado tipo de afición. No hay campañas, no hay condenas claras, no se habilitan sanciones por insultos LGTBIfóbicos en la Liga… por eso entre otras cosas necesitamos una legislación estatal, para que si ellos no lo hacen se les pueda obligar. Hasta ahora hay muy buenas palabras, pero muy pocas decisiones. Otros deportes dan pasos, pero el fútbol es lo que es».
Y para el periodismo, con razón: «Deberían cambiar cosas, incluido el papel de los medios. Que se normalicen situaciones LGTBI, que dejen de meterse en la vida privada de los futbolistas, que preparen a las aficiones… Todo tiene que ver con el foco que se pone, porque ahora que el fútbol femenino atrae también se ha visto ya algún atisbo de fobia lamentable. Además se utilizan estereotipos de género para sexualizar el deporte. A una mujer lesbiana se le atribuyen valores de masculinidad y eso desde una visión tardía parece hacerla mejor para el fútbol. Hay una curiosa discriminación cruzada. En el patinaje artístico por ejemplo es al revés. Para ese tipo de mentes puede ser un deporte para gays, por entender que son más sensibles».
Precisamente era un patinador, Guillaume Cizeron, quien se sumaba el pasado mes de mayo al grupo de deportistas que levantan la bandera del colectivo LGBTI. El francés, cuatro veces campeón del mundo, lo hacía a través de una carta, «no sólo quiero decir ‘soy gay’, sino también ayudar a educar», que fue portada en el diario L’Equipe y en la que relataba una vida de dudas y estereotipos. «En un mundo ideal, nadie tendría que justificar sus atracciones sexuales o románticas. Como alguien querido una vez me dijo: ‘Mereces ser amado. Simplemente porque existes’. Todos merecen amor y dignidad, ya se identifiquen como un hombre, una mujer o ninguno, si se sienten atraídos por un hombre, una mujer o ambos. Solo queremos que se nos permita vivir en paz, con el respeto, el amor y los derechos que merecemos», podía leerse en la misiva.
El Orgullo, por contraste, llega un año más sin que un solo futbolista de élite se haya atrevido a salir del armario: «Por pura estadística tiene que haber gays. No es culpa de ellos, sino que se trata de generar entre todos/as un ambiente propicio para que se pueda vivir en libertad, pero tengo la sensación de que el que diera el paso tendría más apoyo del que pueda pensar ahora«, explica Guererro.
Más allá de cierto pesimismo coyuntural, Deporte y Diversidad sigue teniendo clara su función: «Nosotros somos incansables. No damos espacio a ciertos partidos políticos ni perdemos tiempo en discutir, sino que lo utilizamos para formar y concienciar«.
Porque hay un mensaje definitivo…
«Es el momento de ser valientes«.
Y de sentirse orgullosos/as, por supuesto.
CINCO CLUBES Y MÁS DE 800 DEPORTISTAS
Deporte y Diversidad nació desde el convencimiento de que el deporte es la mejor herramienta para educar y sensibilizar en inclusión social. Integrada por cinco clubes deportivos LGTBI inclusivos, Madrid Titanes (rugby), Halegatos (natación y saltos), Madpoint (tenis), Madminton (bádminton) y GMadrid Sports (multideportivo), la entidad representa a más de 800 deportistas, ofreciendo además cursos de formación y organizando un congreso anual.